MI HISTORIA CON FINAL FELIZ
Mi primer contacto con el tequila fue siendo apenas adolescente, etapa en la que no tenemos idea de cómo debe consumir alcohol y más que disfrutarlo, se usa como un modificador de la conducta. Así que fue, una tremenda “pea” como decimos en Venezuela. Me llevó a devolver mil veces, me dejó un terrible malestar, arrepentimiento y el rechazo total a volver a beber semejante tósigo.
Aprendí a beber tequila en México, hace 25 años aproximadamente, tuve la oportunidad de viajar muchas veces al país Azteca de la que me quedaron grandes experiencias de cultura y conocimientos de uno de los países más ricos en gastronomía.
La primera vez que me inicie en el placer de saborear el tequila cómo debe ser fue en 1997 en ciudad de México con la directiva de TV Azteca para ese entonces. Visitamos los mejores restaurantes de la ciudad para ese entonces. Tequila, chapulines, gusanos de maguey, pimientos padrón, chiles, moles de los tres colores, y paren de contar. Comencé a disfrutar en profundidad ese legado de la cocina latinoamericana prehispánica. Lo que me llevó años después a crear el primer festival de cocina amazónica (De eso escribo después).
El tequila es una bebida cuyo origen histórico nos une con el resto de los del nuevo mundo. La llegada de los conquistadores trajo consigo nuevas técnicas, entre ellas la destilación. Cada país tiene su destilado de acuerdo al producto de su región:
Cachaça (Brasil): Elaborada a partir de la caña de azúcar, es el ingrediente principal de la caipirinha.
Pisco (Perú y Chile): Destilado de uva, utilizado en cócteles como el Pisco Sour.
Ron (Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela): Obtenido de la melaza de la caña de azúcar.
Aguardiente (Colombia, Venezuela): Destilado de caña de azúcar, utilizado en diversas bebidas y cócteles.
Caña (Colombia): Similar al aguardiente, pero con un sabor más suave.
Mamajuana (República Dominicana): Macerado de raíces, cortezas y especias en ron.
Tequila y Mezcal (México) el primero elaborado a partir del agave azul tequilana Weber, principalmente en el estado de Jalisco y el segundo proviene del agave, pero de diversas especies y regiones de México.
CÓMO TOMAR EL TEQUILA
Para beber tequila y llevarse una experiencia agradable es importante centrarse en lo que vamos a encontrar al momento de consumirlo para apreciar su versatilidad y sus características organolépticas.
La manera tradicional: Es con sal y limón. Agregue un poco de sal al dorso de su mano, la lamé, chupe un poco el limón y luego un traguito del destilado. Muchas personas suelen hacerlo al revés. No hay leyes, solo costumbres. La sal realza los sabores dulces del tequila, mientras que el limón corta la intensidad del alcohol.
Tequila solo: Se sirve el tequila a temperatura ambiente para apreciar mejor sus aromas y sabores. Se toman pequeños sorbos y deja que el líquido recorra toda la boca. Se aprecian los aromas, el sabor y el final.
Tequila con hielo: Una manera muy refrescante de disfrutarlo. Se agregan cubos de hielo en un vaso corto. Es una buena manera de disfrutarlo.
Tequila en cócteles: El tequila es un ingrediente versátil que se utiliza en una gran variedad de cócteles, desde el clásico margarita hasta creaciones novedosas.
LOS EMBLEMÁTICOS DE LA COCTELERÍA
Entre los cócteles más emblemáticos con tequila están “Margarita” a base de tequila, jugo de limón y licor de naranja, es un coctel refrescante con sabores cítricos y dulces. “Tequila Sunrise” lleva su nombre en homenaje al efecto visual que se crea al mezclar los ingredientes creando una paleta de colores que recuerda un amanecer. Los ingredientes del tequila, jugo de naranja y granadina crean un efecto multicolor. “Paloma” es un cóctel mexicano muy popular, especialmente en las regiones productoras de tequila. Su combinación de tequila, refresco de toronja y jugo de limón es refrescante y deliciosa.
ARMONÍAS CON TEQUILA
Armonizar cada variedad de tequila es una tarea divertida que nos lleva a disfrutar integralmente la experiencia.
El tequila blanco suele ser el más ligero y con notas cítricas, sus armonías con mariscos frescos (ostras, camarones), ensaladas frescas, quesos frescos suaves y carnes blancas a la plancha.
El tequila reposado suele tener notas de agave, vainilla y madera armoniza con carnes rojas con sabores tostados como bistec o costillas, pollo marinado, quesos maduros, moles moles suaves.
El Tequila Añejo tiene sabores complejos de caramelo, chocolate, frutos secos y especias. Armoniza con carnes rojas estofadas, carnes ahumadas, quesos azules, postres a base de chocolate, frutos secos.
El Tequila Extra Añejo es de sabores muy complejos y elegantes, con notas de madera, especias y frutos secos. Armoniza con Foie gras, carnes de caza, quesos añejos, postres elaborados como el tiramisú o tarta de queso.
Tanto el tequila, como los ingredientes que armonizan nos regalan un abanico de posibilidades para hacer de la experiencia sensorial un festín para el paladar.